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Leucemia

Las proyecciones del 2017 incluyen 1.006 casos anuales en Cataluña. Desde 1994 en Cataluña, la incidencia de estos tumores se mantiene estable en ambos sexos. La mortalidad disminuye un 1,2% anual en los hombres y un 1,5% anual en las mujeres, siendo la supervivencia relativa del 60% en hombres y del 55,5% en mujeres a los 5 años. Las leucemias se clasifican en cuatro grandes grupos según su tipo celular aunque cada grupo puede tener muchos tipos de leucemia con pronósticos y tratamientos diferentes:

  • Leucemia linfoblástica aguda (LLA): es el tipo más frecuente en niños y, en la población pediátrica, unos de los cánceres más curables, logrando el 85-90% de remisiones. Es de aparición repentina y, si no se inicia tratamiento, la progresión es muy rápida.
  • Leucemia linfática crónica (LLC): habitualmente, la LLC afecta personas mayores de 60 años, siendo extremadamente excepcional en niños y progresa muy lentamente. En muchos casos, las personas que sufren esta enfermedad no presentan síntomas durante años. De crecimiento muy lento y larga supervivencia, por lo cual en etapas iniciales solo precisa una vigilancia periódica.
  • Leucemia mieloide aguda (LMA): afecta más frecuentemente a adultos. También se denomina. Es de presentación repentina y de muy rápida progresión sin tratamiento. Existen diferentes subtipos con tratamientos y pronósticos muy diferentes.
  • Leucemia mieloide crónica (LMC): enfermedad de evolución lenta. En general, el diagnóstico suele hacerse en una fase asintomática y poco agresiva llamada fase crónica. Hasta la llegada de los fármacos actuales, su evolución era la de permanecer en esta fase crónica un periodo de tiempo aproximado de 3 a 5 años, evolucionando posteriormente a una fase acelerada y posteriormente a una fase blástica. La presencia de estas fases aceleradas o blásticas se consideran como las fases más avanzadas de la enfermedad, siendo muy similares a una leucemia aguda y, por lo tanto, con muy mal pronóstico. Gracias a los tratamientos disponibles, la probabilidad de progresión es menor del 10%.
     

A pesar de todos los adelantos y la incesante investigación, todavía se ignoran las causas que provocan la leucemia. Así pues, no se puede explicar topdavía de forma satisfactoria, por qué ciertas personas contraen la enfermedad y otros no.

Aun así, según la incidencia, algunos de los factores de riesgo que se han observado son:

  • Sexo y raza: la incidencia es más grande en el sexo masculino que en el femenino, y en sujetos de raza blanca que en aquellos de raza negra.
  • Dosis de radiación de elevada energía: por ejemplo, las producidas después de la explosión de las bombes atómicas e nJapón durante la II Guerra Mundial, o de accidents en centrales nucleares.
  • Síndrome de Down: los niños nacidos con este síndrome son más susceptibles a sufrir la enfermeda.
  • Exposición a ciertas sustancias químicas durante largos períodos: por ejemplo, benceno.
  • Tratamientos para combatir otros tipos de cáncer: sin embargo, este último factor representa un riesgo mínimo ante los beneficios de la quimioterapia.
  • Determinadas infecciones virales: los científicos han identificado un virus que parece aumentar el riesgo a contraer un tipo de leucemia muy infrecuente, si bien este virus no parece estar asociado con las formas comunes de la enfermedad.

En todo el mundo, los investigadores continúan estudiando virus y otros posibles factores de riesgo. Se espera que los resultados de estos estudios ayuden a elucidar y comprender las causas que provocan la leucemia, y, por lo tanto, a determinar las mejores formas de prevención y tratamiento.

Por el contrario, nunca se ha podido evidenciar correlación entre las radiaciones electromagnéticas (teléfonos móviles, antenas de telefonía, radios o similares) y el desarrollo de las leucemias.

Actualmente, no existe ninguna prueba para detectar de manera precoz la leucemia. Por este motivo, es importante visitar el médico tan pronto como aparezcan los síntomas compatibles con la enfermedad.

Les leucemias crónicas pueden no dar ningún síntoma durante mucho tiempo y se diagnostican mediante un análisis de sangre. Las leucemias agudas pueden provocar síntomas repentinos como graves y repentinos de fiebre, palidez y hemorragia.

En cualquier caso, algunos de los síntomas comunes de los diferentes tipos de leucemia agudos son:

  • Perdida del hambre
  • Sensación de debilidad y fatiga
  • Fiebre
  • Dolores óseos, articulares y musculares
  • Hematomas en brazos y piernas, producidos por la falta de plaquetas. A veces, se producen verdaderas hemorragias espontáneas (nariz, encías) o bien hemorragias excesivas en pequeñas heridas.
  • Infecciones (abcesos, sinusitis, neumonía, etc.) como síntoma inicial.
  • En algunos casos, se puede observar un aumento de la medida de los ganglios linfáticos y molestias abdominales a consecuencia del crecimiento del hígado y el bazo.
  • Compresión de estructuras cercanas (por ejemplo, las del interior del tórax) por parte de los ganglios linfáticos inflamados, o bien síntomas derivados de la infiltración del sistema nervioso central (dolor de cabeza, vómitos, somnolencia, etc.), de los testículos (dolor, abultamiento) o de los huesos (dolor), en un pequeño porcentaje de los enfermos.

El diagnóstico, en general, se hace con varias pruebas para diagnosticar el cáncer y para determinar su grado de extensión a otros órganos:

  • Análisis de sangre
  • Aspirado de la médula ósea (con punción con aguja fina)
  • Otras pruebas para evaluar la afectación otros órganos: radiografía torácica, ecocardiografía, ecografía abdominal, resonancia magnética, punción lumbar.
 

El tratamiento de la leucemia variará mucho según el subtipo que afecte al paciente: 

  • Quimioterapia
  • Terapias biológicas
  • Trasplante de medula ósea, sangre periférica o sangre de cordón umbilical.
  • Inmunoterapias

Fuente: Fundació Josep Carreras / Canal Salut