El director del Programa de Epigenética y Biología del Cáncer del IDIBELL y director del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras participó en la jornada de la FECEC ‘Celebra la vida después del cáncer’ del 6 de abril para visibilizar las necesidades de las personas que han superado la enfermedad.
Qué últimos avances hay en tratamiento de cáncer?
Hubo un momento en que se creía que la genética lo resolvería todo. Por otra parte, la epigenética ha dado una explicación científica a una serie de intuiciones que relacionaban ciertos hábitos y algunas enfermedades. Hace muchos años, por ejemplo, se asociaba el tabaco al cáncer de pulmón, pero hoy sabemos como el tabaco altera las marcas químicas del material celular.
La epigenética ha contribuido a modificar la visión que sólo las mutaciones celulares causaban cáncer. Ahora sabemos que cuando la genética y la epigenética están alteradas surge el cáncer y, por tanto, si tratamos las dos tendremos una mejor respuesta.
De hecho, una no se entiende sin la otra. Un tumor hace una adaptación al medio. Cuando le das un fármaco, va cambiando para hacerse resistente y experimenta un cambio epigenético porque lo hace muy rápidamente.
A partir de aquí estudiante que pasa en cada momento podemos desarrollar el tratamiento adecuado. Esto hace que sea relevante el tratamiento de un gran número de datos, el big data. Este ámbito del big data significa tener información sobre genomas completos de personas sanas y enfermas, y también de los epigenomas.
Se necesita una nueva generación de ingenieros informáticos y de matemáticos que ayuden a los biólogos a interpretar todo un alud de datos para identificar patrones que sean relevantes y de esta manera elegir los fármacos más adecuados para cada caso: la medicina personalizada. Hoy en día los centros de investigación biomédica integran departamentos de big data.
¿Qué papel juega la epigenética en el desarrollo de los cánceres?
La epigenética moderna nació hace unos 20 años y en este tiempo ha dado resultados prácticos. Hay, por un lado, la información que obtenemos de los marcadores epigenéticos de la enfermedad. Esto significa que al partir de determinadas alteraciones epigenéticas podemos saber si un tumor será más o menos agresivo, si causará metástasis o no, y si responderá a un fármaco o a otro.
Este conocimiento nos permite una medicina más personalizada y se está aplicando hoy en día en el tratamiento de tumores cerebrales o en los de colon. Y también se utiliza para la detección temprana de tumores, como en el caso de los de próstata. Por otro, hemos desarrollado fármacos que consiguen devolver la célula tumoral a su epigenética normal. Son fármacos aprobados para el tratamiento de leucemias y linfomas. En los próximos años habrá más para otros tipos de cáncer. Todas las grandes empresas farmacéuticas y biotecnológicas tienen líneas de investigación epigenética.
¿Cuál es su reto como Director del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras?
El reto es intentar curar un tipo de cáncer de la sangre, la leucemia y el linfoma en los próximos 5 a 10 años. Como director, mi objetivo será promover la investigación de calidad en leucemia y linfoma, así como la investigación de otros tipos de cáncer y fenómenos biológicos interesantes, muchos de los cuales tienen aplicaciones en el torrente sanguíneo.
En algunos tumores de sangre, estamos muy cerca de poder curar, otros, en cambio, se resisten. En leucemia mieloide aguda, por ejemplo, no ha avanzado suficiente. Y como lograremos avanzar hacia su curación? Con conocimiento molecular y celular de lo que ocurre en estos tumores. Para ello impulsaremos el fichaje de talento, investigadores brillantes que captaremos que acudan a investigar en el Instituto Josep Carreras. Ofreceré el espacio y la financiación necesarios para llevar a cabo una investigación de calidad. Y empezaré una búsqueda activa de investigadores jóvenes que quieran contribuir a curar la leucemia y el linfoma.